
«Ahora que tenemos Tiempo…» ¿cuántas veces has oído en las últimas semanas esta expresión, acompañada de grandes o pequeños planes para ocupar ese tiempo adicional que el confinamiento nos ha «regalado»? ¿Eres de las que sientes que tienes más tiempo que antes?, ¿tus días se han alargado inexplicablemente?. O al contrario, ¿tienes la sensación de no tener tiempo para nada, como si las 24 horas del día se hubieran comprimido a tan solo unas escasas horas?
Nuestra percepción del tiempo está afectada por multitud de factores, tanto externos como internos a nuestro organismo. Varía dependiendo de si lo que estamos haciendo nos gusta o no, si nos motiva, si es una actividad novedosa o no. Depende también de nuestra experiencia previa, de nuestras condiciones físicas, de nuestra edad… Puedes leer algo más sobre como afectan desde el punto de vista científico estos condicionantes en este artículo.
Te proponemos un sencillo experimento con tus alumnos, o con tu familia para reflexionar sobre aquellas situaciones que nos permiten percibir el paso del tiempo más o menos rápido.
A lo largo de la historia, la necesidad de establecer divisiones tanto en el día como en la noche, ha supuesto un reto para los humanos. Este reto nos ha llevado a desarrollar relojes de sol, de arena, clepsidras, y otros instrumentos cronométricos.
Hoy te enseñaremos cómo construir algunos prototipos caseros de diferentes de relojes con los que medir el paso del tiempo.
Reloj de arena
Reloj de líquidos
Reloj de sol