Ahora toca describir varios experimentos con el tacto que podemos hacer para ayudarles a descubrir este sentido. Podemos empezar por uno que gusta especialmente en casa: la bolsa misteriosa. Se trata de llenar una bolsa con una variedad de objetos que podemos encontrar en casa de distintos materiales y texturas: accesorios de cocina: cucharas, tenedores, morteros, tazas, vasos…. materiales de la naturaleza: piñas, piedras, conchas… frutas: limones, naranjas, manzanas, granadas….pequeños juguetes: coches, pelotas, bloques de construcción… y en general, cualquier objeto que les pueda resultar familiar. Una vez que tenemos la bolsa con los objetos, se trata de meter la mano y descubrir sólo a través del tacto de qué objeto se trata. A la vez que lo palpa, podemos ayudarle a describirlo: ¿es suave? ¿blando? ¿está frío? ¿qué forma tiene? Este es un juego que como digo gusta mucho en casa y cuando lo hacemos solemos repetir varias rondas.

Otro juego que solemos hacer es una versión de la bolsa misteriosa con bloques de construcción de madera. En este caso hacemos dos grupos de bloques conteniendo las mismas piezas: cilindros, conos, cubos, prismas triangulares, cuadrangulares, etc. En este caso, metemos cada uno de los grupos en una bolsa diferente. Sacamos primero de una de las bolsas una pieza cualquiera al azar y se trata de que el niño busque en la otra bolsa la misma pieza, de nuevo usando sólo el tacto. A la vez que vamos sacando piezas, vamos nombrando el bloque de que se trata para ayudarlo a identificar el nombre con sus características físicas.

Finalmente un tercer juego consiste en identificar telas con distintas texturas. Podemos coger retales que tengamos por casa de diferentes telas: felpa, terciopelo, seda, algodón, etc. Y de nuevo recortar dos trozos de cada tela, introduciendo cada uno en una cesta o una bolsa diferente. Como en el juego anterior, primero sacaremos un trozo al azar de una de las cestas y el niño tendrá que encontrar el trozo de tela igual en la otra cesta.
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